No hay fotografía más tierna y divertida que la de un bebé comiendo, con su carita llena de puré, sus manitas sucias y su sonrisa de tres dientecitos.
Pero si eres el padre o la madre del retoño en cuestión, no puedes imaginar esa foto sin un babero que impida que la ropa que con tanto cariño has comprado, se ensucie irremediablemente. Menos mal, que alguien inventó los baberos.
Hay muchos tipos de baberos. Grandes o inmensos, de plástico o de tela, de algodón o plastificados….
Hoy vamos a hacer un repaso de los principales estilos de baberos y sus materiales. También os incluimos nuestra opinión como madres experimentadas que han comprado, disfrutado y sufrido, los diferentes tipos de baberos.
Baberos de un solo uso:
Se trata de baberos desechables. Son útiles para llevarlos en viajes, o cuando tienes que salir fuera, porque no tienes que preocuparte de cargar con un babero lleno de papilla. Están hechos de celulosa y se venden en cajas de unos 20 baberos. No nos parece que sea como para usarlos todos los días, pero para momentos puntuales son muy socorridos.
Baberos personalizados:
Se trata de baberos preciosos que normalmente te llegan en forma de regalo. Esos que ha hecho tu prima en punto de cruz con ositos y conejitos, o los que llevan el nombre del bebé bordado. Son preciosos, pero da pena usarlos y tendemos a guardarlos para la posteridad. Nosotras los usamos como de “paseo”, para el biberón pero no para la comida…nos da pena.
Baberos con plástico detrás:
Los baberos que tienen plástico detrás tienen una gran ventaja y es que no calan la ropa. Pero duran poco, porque el plástico tiende a resquebrajarse y romperse, llegando a tener un aspecto bastante desagradable. Si tienes secadora, no los metas nunca dentro, porque el plástico desaparece. No son nuestros favoritos porque acabamos tirándolos muy pronto.
Baberos rígidos:
Están hechos de un material flexible e impermeable. Tienen un depósito en la parte inferior para recoger la comida que se cae. Como ventaja tienen que se limpian muy rápidamente, poniéndolos debajo del grifo y que además no calan la ropa. Como se recoge toda la comida que se va cayendo en un depósito, hay que mantener una higiene impecable en los baberos porque pueden llegar a ser una cuna de gérmenes.
Baberos de algodón con cordones:
Los más clásicos y los más eficientes. Son los que más nos gustan. Por mucho que el bebé tiré de él, no se lo pueden arrancar y se lavan después de cada uso. Eso sí, hay que tener una pequeña colección para ir reponiendo.
Baberos de algodón de cierre con velcro:
Al igual que los anteriores nos encantan. La mayor ventaja es que el velcro es muy fácil de poner, pero también de quitar, y si tienes un niño fortachón… pues igual se lo quita a mitad de la comida.
Nosotras somos clásicas, pero oye, baberos los hay para todos los gustos y todos los colores.